Blue Flower

 

De cuando en cuando también disfrutamos de nuestra verde Cantabria. Hoy nos quedamos en una pequeña localidad de Ribamontán al Monte, en Omoño, desde donde nos invitan a participar en su tradicional concurso de olla ferroviaria.

Un total de 15 olleros se dieron cita en una mañana soleada para dar forma a un excepcional cocido montañés.

Tras la buena conversación y un cocinado lento, el guiso llegó con puntualidad al jurado para ser valorado.

Damos nuestra más sincera enhorabuena a la Asociación Gastronómica Peña Las Cachavas, de Pámanes, que se alzaron con el primer premio; a la Peña Estradas, que obtuvieron el segundo premio y a la Peña El Convento de Hoznayo, que consiguieron el tercer premio.

Omoño es una población que no deja indiferente a nadie, tanto es así que aquí encontramos un yacimiento arqueológico, el de La Garma, que no deja de darnos sorpresas año tras año mientras se avanza en su investigación.

Icono del paleolítico, ha sido testigo de diferentes épocas. A través de sus tres pisos fósiles y sus formaciones kársticas nos encontramos con señales de uso de la cueva desde el paleolítico, con innumerables pinturas representando bóvidos, ciervos, cabras, osos y en las que destacan un caballo y un gran bisonte, así como infinidad de símbolos y manos, pasando por ser utilizada como necrópolis en la época altomedieval.

Según Pablo Arias, arqueólogo y director del proyecto de investigación, en La Garma encontramos las ocupaciones más antiguas de la región cantábrica, de unos 400.000 años, ocupaciones de los hombres de neandertal, del paleolítico superior, de los cazadores de la última época glacial, de la época visigoda…sin lugar a dudas es normal el cuidado y el empeño que, desde que se descubrió en 1995, los arqueólogos e investigadores están poniendo en esta cavidad de características únicas. Solo me queda desear e implorar para que seamos capaces de conservar este paraíso de la historia de la humanidad.

Este pequeño pueblo agrícola y ganadero disfruta de sus verdes paisajes, de sus bonitas casonas montañesas, de su iglesia parroquial de interés arquitectónico y de su paseo peatonal y ciclable junto al Río Pontones.

Necesitáis más motivos para conocer este pequeño paraíso muy cercano a la costa? Pues os dejo otro, la amabilidad de sus gentes, siempre dispuestos a ayudar a todos los que por aquí se acerquen a disfrutar de sus vistas.

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Nos vemos en la próxima.